El principio antrópico final y el antiCristo

Pierre Teilhard de Chardin
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En su libro de divulgación científica The Anthropic Cosmological Principle, publicado en 1986, los cosmólogos John Barrow y Frank Tipler plantean tres principios antrópicos diferentes:
1.      El principio antrópico débil o WAP (este es el que formuló Brandon Carter en 1973): la simple constatación de que el hecho de que estamos aquí impone ciertas restricciones al universo, como haber durado lo suficiente para que pueda aparecer en él la vida inteligente.
2.      El principio antrópico fuerte o SAP: la afirmación de que hacer posible la aparición de vida inteligente era un requisito necesario para el universo.
3.      El principio antrópico final o FAP: La afirmación de que la vida inteligente, una vez ha aparecido en el universo, ya no puede desaparecer.

¿Estamos solos en la galaxia?

Enrico Fermi
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En su famoso libro de divulgación científica “hard”, The Anthropic Cosmological Principle, publicado en 1986, los cosmólogos John Barrow y Frank Tipler “demuestran” que estamos solos en la galaxia utilizando una variante de la paradoja de Fermi (si hay inteligencias extraterrestres en la galaxia, ¿por qué no están aquí?) que puede resumirse así:
1.     En 100 años habremos conseguido crear vida en el laboratorio. No sólo vida, también seremos capaces de construir seres humanos completos a partir de sus componentes químicos y de la información sobre su genoma, que puede guardarse en una memoria digital.
2.      En 100 años habremos conseguido construir inteligencias artificiales tan inteligentes como los seres humanos, capaces de sustituirnos en cualquier sitio y circunstancia.
3.      Nuestra tecnología espacial actual nos permite alcanzar una velocidad de 0,0003 c (donde c es la velocidad de la luz). A esa velocidad, una nave espacial tardaría unos 50.000 años en alcanzar las estrellas más próximas.

Cómo surgieron las células eucariotas

Ejemplos de eucariotas
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Con el descubrimiento de que hay dos tipos principales de células vivas (procariotas y eucariotas) se produjo una revolución en la forma de clasificar los seres vivos. Aunque (como suele ocurrir) los biólogos no se ponen de acuerdo en una clasificación única, a mí me parece muy razonable la siguiente:
  1. Imperio procariota (bacterias). ADN libre en el protoplasma.
    1. Reino eubacterias (bacterias verdaderas). Utilizan lípidos acil-estéricos.
    2. Reino arqueobacterias (arqueas). Utilizan lípidos isoprenoidal-etéricos. Incluyen las sulfobacterias, metanobacterias y halobacterias.
  2. Imperio eucariota (células con núcleo). ADN contenido en el núcleo. Tienen citoesqueleto.
    1. Reino arqueozoos (eucariotas primitivos). No tienen orgánulos.
    2. Reino protozoos (eucariotas avanzados unicelulares). Tienen orgánulos simbióticos.
    3. Reino de los hongos.
    4. Reino de  los metafitos (plantas).
    5. Reino de los metazoos (animales).

El seguimiento de las noticias científicas en la prensa generalista

Ilustración de la noticia inicial
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A veces se acusa a la prensa generalista de abrir grandes expectativas sobre los descubrimientos científicos y olvidarse del asunto en cuanto la realidad echa el freno a esas expectativas. En otros artículos he criticado esta tendencia. Por eso ahora me alegro de poder presentar un ejemplo del seguimiento impecable de una noticia científica concreta, realizado durante una década por un medio de comunicación (el diario La Vanguardia).
La noticia inicial apareció el 9 de mayo de 2005 en las páginas 29 y 30 con los siguientes titulares:
El texto se hacía eco del descubrimiento de fármacos que actúan inhibiendo la acción de un gen (EGFR), del que una mutación nociva puede dar lugar a la aparición de un proceso canceroso (la multiplicación desordenada de las células afectadas).
A lo largo de los 10 años siguientes, esta noticia recibió el siguiente seguimiento en La Vanguardia: