Sobre el problema del mal

campo de concentración de Auschwitz
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En un artículo anterior sobre los himenópteros cazadores mencioné el problema del mal, también llamado a menudo problema del dolor, título del conocido libro de C. S. Lewis. Aquí quiero volver sobre este asunto, que aunque es más bien ético o filosófico, tiene también alguna relación con la ciencia, como se verá al final de este artículo.
Se distinguen dos tipos diferentes de problema del mal:
  1. El mal humano, el que provoca el hombre. El campo de concentración de Auschwitz se ha convertido en el paradigma más mencionado.
  2. El mal natural, el hecho de que los procesos naturales provocan mucho dolor al hombre y a otros seres vivos.

¿Está a nuestro alcance la inmortalidad?

Arthur C. Clarke
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En 1965 Arthur C. Clarke publicó un cuento corto, titulado Dial F for Frankenstein, que después se publicó en la colección The wind from the sun: stories of the space age. En ese cuento Clarke proponía el siguiente escenario:
Cuando todos los sistemas telefónicos mundiales queden conectados a través de satélites geoestacionarios, el número de componentes de dicho sistema será superior a la del cerebro humano. Como el sistema tendrá acceso a la información contenida en todos los ordenadores del mundo, que estarán conectados a la red, tendremos un sistema muy complejo provisto de una cantidad de información elevadísima. Si la consciencia surge de modo automático de un sistema como ese, dicha red de ordenadores conectados telefónicamente debería ser consciente y, al ser muy superior a cualquier cerebro humano, tomará el control de la Tierra.

¿Qué es la vida?

Saccharomyces cerevisiae
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Después de un siglo discutiendo sobre el origen de la vida, no estamos más cerca de saber lo que pasó. A mediados del siglo XX, cuando Stanley Lloyd Miller realizó el famoso experimento en el que obtuvo aminoácidos tras someter a descargas eléctricas una mezcla de metano, hidrógeno, amoniaco y agua, los científicos lanzaron las campanas al vuelo y anunciaron la inminencia de la fabricación de vida artificial en el laboratorio. Este tipo de previsiones suele pecar de optimista. En este caso lo fue.
La primera cuestión que se plantea es definir qué se entiende por ser vivo. Al considerar este problema con atención, se constata que existen seres que claramente están vivos y otros que sin duda no lo están. Nosotros, las plantas y los animales estamos vivos. Las piedras, el agua destilada, el dióxido de carbono, no lo están. En estos casos extremos no cuesta trabajo decidirse. Cuando Antony van Leeuwenhoek (1632-1723) descubrió los microorganismos (levaduras, infusorios, bacterias, espermatozoides y glóbulos rojos) tampoco se dudó de que están vivos. Pero las cosas no siempre son tan sencillas.

La obra científica de Stephen Hawking

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A lo largo de su vida, la labor científica de Stephen Hawking ha sido bastante productiva, aunque los medios, influidos por su triste situación personal, tienden a exagerar su importancia, poniéndole incluso al nivel de Einstein. Sus trabajos más destacados han sido los siguientes:

  •  Los teoremas de la singularidad, demostrados en 1970 en colaboración con Roger Penrose, que probaron que la aplicación de las ecuaciones de la Relatividad General de Einstein al universo entero exige que haya al menos un punto singular en dicho universo (un punto en el que confluyen todas las geodésicas del universo). Como consecuencia de este teorema, en el libro The Large Scale Structure of Space-Time (1973, escrito con George Ellis), Hawking abrazó sin ambages la teoría de que el universo comenzó en un punto de densidad infinita (el Big Bang).