La vida artificial no está aquí


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Acaba de saltar a los medios de alta difusión (El País, 28 de marzo de 2014) la noticia de que un equipo científico ha conseguido sustituir el cromosoma más pequeño de una levadura por un cromosoma sintético que han construido basándose en la secuencia del cromosoma sustituido, pero con algunos cambios, como la eliminación de una parte. El cromosoma sintético se ha incorporado al genoma de la levadura y parece funcionar correctamente. Este artículo ha sido recogido en la recopilación de Madri+d.

El titular del artículo de El País es significativo: La vida artificial ya está aquí. Pero ¿es cierto? ¿O se trata de una de esas exageraciones a las que los medios nos tienen acostumbrados cuando se dan noticias científicas, y que he comentado en artículos anteriores, aquí mismo?
En el argot científico, el término vida artificial puede significar dos cosas completamente diferentes:

  1. Simulación del comportamiento de los seres vivos por medio de un programa de ordenador. Yo mismo he trabajado en este campo.
  2. Construcción de un ser vivo, no a partir de otros seres vivos anteriores, como hace la naturaleza, sino a partir de sustancias químicas separadas, como se supone que ocurrió hace miles de millones de años, cuando apareció la vida en la Tierra.
Es evidente que el artículo que comentamos se refiere a la segunda alternativa. Desde luego, se trata de un paso importante, pero el titular no es cierto: la vida artificial no está aquí, y falta mucho para que llegue. El titular que empleó La Vanguardia para la misma noticia fue más sensato: Avance en la creación de vida artificial.
El artículo de la Vanguardia parece identificar la creación de vida artificial con la sustitución de todo el genoma de un ser vivo unicelular por un genoma artificial completo distinto del suyo y conseguir que el resultado sea viable. Pero con esto (que está muy lejos de conseguirse) tampoco se habría creado vida artificial. Como mucho, si fuese posible (porque la incompatibilidad epigenética podría hacer que no lo fuera), se habría manipulado un individuo vivo de una especie, transformándolo en un individuo de otra especie diferente. Un gran logro también, pero no se habría creado vida, porque la célula de partida ya estaba viva. Hay que llamar a las cosas por su nombre.
¿En qué consistiría pues la creación de vida artificial? En tomar una serie de sustancias químicas independientes (proteínas, ácidos nucleicos y muchas más), introducirlas dentro de una cápsula lípido-proteica (una membrana) y, sobre todo, conseguir que aquello se comporte como un ser vivo unicelular, que lo que hayamos construido no sea el cadáver de una célula.
Para aclarar las cosas, vamos a buscar un término de comparación. Lo que se ha hecho (sustituir un cromosoma de un ser vivo por otro equivalente que funciona más o menos igual, con algunas diferencias) es parecido a insertarle a un ser humano un corazón artificial. Sí, es un logro considerable, pero ¿a alguien se le ocurriría decir que al hacerlo se ha creado un ser humano artificial? ¿O que estamos en camino de hacerlo?
Para construir un ser humano artificial, al estilo del monstruo de Frankenstein en la novela de Mary Shelley, no basta con juntar un conjunto de miembros extraídos de aquí y de allá y montar un cuerpo. Así lo único que terminaríamos construyendo es un cadáver. Para obtener un ser humano vivo hace falta algo más. Y lo que falta es precisamente lo más difícil.

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Manuel Alfonseca

2 comentarios:

  1. Con respecto a la noticia de que un equipo científico ha conseguido sustituir el cromosoma más pequeño de una levadura, por un cromosoma sintético modificado de manera artificial y que ha sido incorporado al genoma de la levadura; a mí –muy ajeno yo a esas prácticas– me surgen las preguntas siguientes:

    1ª.- El individuo vivo elegido para tal práctica, ¿lo habrá sido en razón a pertenecer al tipo más simple que en la actualidad es susceptible de una manipulación de esas características?

    2ª.- Si nos atenemos a lo que ya parece indiscutible desde el punto de vista científico, respecto a la evolución biológica general en nuestro planeta, Tierra, a partir de un único modelo de individuo viviente primigenio; habremos de admitir que “ni siquiera la Naturaleza en tres mil quinientos millones de años ha sido capaz de crear otro tipo de vida alternativo al original”. En tales condiciones y aun cuando los científicos estén en su deber de no detenerse en sus investigaciones, ¿no habría de reconocer la ciencia que “es inalcanzable la vida artificial”?

    Un cordial saludo, para todos,
    José Antonio Chamorro Manzano

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    1. Respuesta a la primera pregunta: no, la levadura no es el individuo más simple en el que se puede hacer esa operación, es uno de los eucariotas más simples (y más estudiados).

      Las células vivas se dividen en procariotas (bacterias y arqueas) y eucariotas (células con núcleo: algas y hongos unicelulares, protozoos, y todas las células animales y vegetales. Con bacterias, esta operación ya se había hecho (es mucho más fácil, pues las bacterias se intercambian genes de manera natural, por eso se expande tan deprisa la resistencia a los antibióticos). El experimento mencionado es la primera vez que se realiza con una célula con núcleo.

      En cuanto a la segunda pregunta, no es que la Naturaleza haya sido incapaz de crear otro tipo de vida; es que la vida tal como la conocemos, una vez apareció, ha inhibido la aparición de otro tipo de vida. No sé si la vida artificial es alcanzable o no (de serlo, está aún muy lejos), pero en principio no veo ninguna razón ética para que sea desaconsejable investigar en ese campo.

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